Artículos publicados en La Opinión A Coruña

Monday, November 21, 2005

Manuel ‘Pachi’ Vázquez: “Si Sogama deja de incinerar, no tiene sentido que Fenosa siga ahí”

© Tucho Valdés
Pachi Vázquez forma parte de los conselleiros con mayor recorrido político y eso, en el contexto de un Gobierno de coalición, le obliga, a su pesar, a actuar de contrapeso tanto dentro como fuera del Gobierno presidido por Emilio Pérez Touriño. Médico de profesión y con una década de experiencia al frente de la alcaldía de O Carballiño —que abandonó para optar a un escaño en el Parlamento de Galicia— acaba de cumplir 50 años. Cambiar la política medioambiental de Galicia es ahora su gran reto
Es el conselleiro que más ha entrado en el cuerpo a cuerpo con el PP en el Parlamento. Y lo sabe. Por eso no extraña a nadie que la primera protesta organizada promovida por los conservadores en la Cámara autonómica le haya tenido a él como objetivo.
–Hombre, yo creo que hay una primera fase que es no dejarte nada en el tintero. Y en el Parlamento a mí, lo reconozco, me gustan las comparecencias con corazón. No podemos ir allí a hacer fair play sino a decirnos las cosas; es donde hay que decirlas. Me parece mucho más leal y más honesto dar la cara en una tribuna parlamentaria, donde el adversario político tiene derecho de réplica, que andar mandando puñales a través de titulares. Yo soy de los que propugnan un Parlamento vivo, con cabeza, pero con mucho corazón.
–¿De verdad la Consellería era una herramienta de control?
–Lo dije y lo mantengo. Yo creo que durante los últimos 16 años el PP convirtió no sólo la Consellería, sino el Gobierno y las Diputaciones, más en un sistema de controlar este país que de desarrollarlo. En Medio Ambiente es excepcional la obra que tenía un criterio técnico. También las habrá, pero cuando uno analiza la relación de obras, ve que seguía un criterio absolutamente político. Yo parto de la base que los ciudadanos que eligen alcalde al PP o al PSOE tienen las mismas necesidades y no es normal que el 100% de las obras se las llevasen los Ayuntamientos del PP. A eso es a lo que nunca tendremos que volver.
–Ha prometido en el Parlamento una Ley de Protección del Paisaje, pero para cuando esté aprobada a lo mejor ya tenemos todos los horizontes de Galicia ocupados por molinos de viento. ¿A qué va a obligar esa ley? ¿O será una más de las muchas en vigor que luego no se aplican?
–Uno de los desafíos es hacer normas operativas. Nosotros tenemos este lunes una reunión con todas las operadoras de eólicas en la que vamos a buscar propuestas de diálogo para decir: eólicas sí, pero no en cualquier sitio. Lo sorprendente es que este país no tenga un plan de ordenación de los recursos naturales en el que, de la misma manera que tenemos una ley del suelo, tengamos una especie de ley del suelo del hábitat y de la atmósfera. Va a haber una ley de paisaje, pero más inmediatamente la limitación de espacios en los que no va a haber eólicas. Esto no lo queremos imponer; lo queremos negociar con los propios segmentos industriales de eólica. A mí, si para algo me ponen aquí, es para hacer desarrollo sostenible y no podemos producir energía a cualquier precio. Eso va a ser lo que rompa con la época anterior y ahí me comprometo claramente: donde tengamos dudas razonables no podemos tener parques eólicos.
–¿Cómo salvar el paisaje?
–Hay precedentes, por ejemplo en Cataluña. Lo que tenemos que delimitar son determinadas zonas en las que el paisaje forma parte de la idiosincrasia de este país. Y la clave no es tanto hacer la ley del paisaje sino cómo hacemos una ley de paisaje y que el ciudadano pueda seguir viviendo allí. Tenemos que buscar el modelo sostenible de gestión. Aquí, en Galicia, todos estamos preocupados porque hay muchos espacios que, si alguien no interviene, dentro de poco habrá canteras, eólicas... Y cuidado, que se nos viene encima el megavatio fotovoltaico, que requiere una hectárea de placas. Alguien tiene que regular eso.
–Prometió medidas urgentes contra la sequía y resolver el problema para el próximo año.
–La semana que viene licitamos obras. ¿Dónde tenemos problemas estructurales de sequía? En aquellos lugares donde pasamos de 15.000 habitantes en invierno a 100.000 en verano: Salnes, Baiona, O Grove, Foz, Cervo, Burela… La costa, fundamentalmente. Primer objetivo: crear circuitos estables de gestión integral del agua en toda la costa. Segundo: garantizar las soluciones de conjunto. No puede haber 315 soluciones de abastecimiento, sino propuestas integrales. El gran problema de Galicia fue que aquí cada uno, con Augas de Galicia de cómplice, diseñó fórmulas absolutamente individuales. En 2006 y 2007 las principales obras de abastecimiento van a ser estructurales. ¿Y qué criterio vamos a seguir? Muy fácil, el número de habitantes. Vamos a empezar de más a menos. Es malo que alguien se quede sin agua, peor es más razonable que se queden sin agua 1.000 que 100.000, por eso vamos a fijar un criterio por horquillas de población.
–Estamos en cifras muy bajas en espacios protegidos (menos del 2% en parques naturales y del 12% en la Red Natura).
–Es aún mucho peor de lo que parece: en realidad ni el 2% tenemos en parques naturales porque la mayor parte no están ni en la fase del plan de ordenación. Si consiguiera en estos cuatro años demostrar el desarrollo y la sostenibilidad ciudadana en estos parques naturales, y consiguiera una red gallega de parques, sería la mejor herramienta para que el ciudadano entiende que vivir en ellos no es malo y facilitaría el camino hacia más parques naturales. Vamos a dedicar el esfuerzo a conseguir que el que vive en un parque natural entienda que le toca algo positivo.
–¿Cómo?
–Con recursos económicos. Como hacen otras comunidades. Con la puesta en valor de la sostenibilidad en los espacios. Baleares lo está haciendo y el 24% de su territorio son espacios naturales.
–Sogama está desbordada, tiene un exceso de 200.000 toneladas, pero firma un convenio para añadir la basura de Nostián.
–Son cosas distintas. Sogama usó un modelo de mucha incineración y nosotros decimos que, una vez que está en velocidad de crucero, vamos a ir otra vez a criterios de separación. En Sogama se pone en marcha una planta nueva que va a aprovechar el modelo de biomasa, fundamentalmente orgánica y forestal. Eso descongestiona una buena parte de Sogama, pero para eso hay que trabajar y separar. Nostián va a formar parte de un conjunto de decisiones en las que evidentemente nosotros tenemos que conseguir que se asuma que al final todo el mundo tiene algo que hay que llevar a algún sitio. Pero nosotros mismos estamos diseñando Sogama para que las medidas de reutilización, de reclasificación, mejoren muchísimo, con los cual no vamos a tener problema. El problema más bien es de país, donde a un ritmo de crecimiento del 5 o el 4% de basura, un ritmo absolutamente elevado, en un año o dos años tenemos que dar alternativas. Y es ahí donde entran el Plan Gallego de Residuos, la modificación de la ley y la segunda planta que tenemos que crear y que veremos dónde la creamos, claro.
–Habla de cambio de modelo...
–Para empezar, reciclar y poder separar.
–Lo digo porque la experiencia de Nostián, que es la que más ha apostado por reciclar, separar en origen y compostar, ha fracasado.
–Yo no lo entiendo como un fracaso. Lo que si sé es que hay grandes dificultades porque la administración autonómica fue absolutamente injusta con Nostián. Y con Lousame, que es el otro centro de compostaje, porque se le negó absolutamente todo. No olvidemos que Sogama funciona a raíz de unas inversiones públicas milmillonarias. Y sin embargo en Nostián nunca la administración autonómica se esmeró. Desde el Ministerio y desde la Consellería vamos a abrir líneas de colaboración económica muy importantes que van a significar mejoras en el modelo de gestión. Y a partir de ahí lo que no cabe duda es que el compostaje, cuando se hace bien, y se hace con condiciones técnicas adecuadas, es un modelo que está en uso. Nosotros confiamos, en un horizonte razonable, conseguir optimizar los recursos de Nostián, pero evidentemente la administración tiene que implicarse ahí, tiene que echar una mano, no como hasta ahora, que lo que hacían era boicotear y bloquear absolutamente todo lo que hacían.
–¿Qué haremos con lo que no se pueda reciclar? ¿Seguiremos quemándolo?
–Con el resto viene el gran debate. Cuando hagamos la segunda planta de Galicia —lo normal sería crearla en el sur— nos damos un año para ver qué fórmula empleamos. Yo me atrevería a decir que no va a ser incineración. Lo digo porque ya hay tecnologías que estamos sopesando que no hablan de incineración. En Japón están usando modelos de vitrificación y de plasma. En Estados Unidos hay otros modelos distintos. La tecnología cada dos años es revolucionaria. Nos damos un plazo de un año para visitar lo más avanzado. Y lo que puedo decir es que en un año vamos a optar por la última tecnología a nivel mundial. Y lo vamos a hacer en complicidad con los colectivos medioambientales, con las universidades y con los ciudadanos a través de la federación de municipios.
–¿El cambio de modelo va a afectar a la participación de Fenosa en la parte empresarial?
–Esa es otra decisión que habrá que tomar. Sé que es una decisión que preocupa en sectores empresariales, pero yo no me atrevo ahora a decir cuál va a ser el modelo. Más allá de que Fenosa participe o no participe, parece que sería razonable, si tenemos que cofinanciar o que tener una empresa mixta, que los gestores de los residuos tuvieran oportunidad de participar en esa empresa. Dicho de otra manera: cuando una de las finalidades de Sogama a través de la incineración era la producción energética, puede ser razonable que Fenosa tenga una parte ahí. Cuando probablemente la producción energética no va a ser uno de los modelos finales de gestión, tampoco sería muy lógico que Fenosa siga estando ahí. Si la Xunta decide abrir ese melón y que formen parte de él empresas privadas de gestión de residuos, lo normal será que las empresas del sector tengan la oportunidad de estar ahí, porque realmente formarían parte del gran ciclo, y no Fenosa.
–La Xunta puso fecha la cierre de los vertederos en 2001. Hoy sigue sin conseguirse ese objetivo. ¿Cuando desaparecerá el último?
Nos quedan del orden de 110 y en estos cuatro años tiene que quedar absolutamente rematado. Los alcaldes tienen que entender que no puede haber ya vertederos, pero al mismo tiempo tienes que darles una herramienta para que eso no multiplique el coste de la basura por diez. Y hay que hacerle llegar al ciudadano que esto tiene un coste y que lo tenemos que repercutir. Y es muy difícil entender que haya ayuntamientos en los que no se paga la recogida de la basura.
–Saneamiento y depuración son, ante todo, un problema financiero. ¿Cómo pagar lo que falta por hacer?
–Lo primero es decirle a los ciudadanos la verdad, cosa que no es fácil. Tenemos que reconocer, como administración pública, que el 40% de este país vierte directamente sus aguas residuales a ríos y rías, con lo cual la propia administración, a través de los municipios, somos el principal contaminante. Y, en segundo lugar, tenemos que buscar acuerdos. Yo creo que lo normal sería que Ayuntamientos, Diputaciones y Consellería firmásemos un gran acuerdo por el agua. Voy a tener una reunión con la Fegamp y esta va a ser la filosofía. No puede ser que Augas de Galicia le haga el abastecimiento a un Ayuntamiento que dedica sus recursos a las fiestas patronales. Tendremos que buscar una coparticipación y, entre todos, en cuatro años le daremos la vuelta a este país.
–Cuando estaban en la oposición se oponían al canon de saneamiento. Pero ahora, en el Gobierno, lo mantienen.
–El Partido Socialista —y yo el primero— nos opusimos a la opacidad del canon. Y nos opusimos a una cosa que me toca desenmadejar a mí, que es que pagara el canon el que no tiene saneamiento. ¿Hasta ahora qué pasaba? Que los que menos recursos teníamos, que éramos la Galicia interior, pagábamos un canon de saneamiento cuando no lo teníamos. Y ese dinero se gastaba en hacer saneamientos a las ciudades que más recursos tenían. Eso es lo que vamos a corregir.
–¿Qué diferenciará el nuevo Plan Hidrológico del actual?
–Lo vamos a revisar con una proyección de gestión integral del agua; hasta ahora se hacía la gestión por cuencas, donde cada cosa iba aislada. El gran cambio va a ser que tenemos que entender Galicia como una unidad de cuenca. El Plan Hidrológico es una herramienta compleja que tiene muchas fases. De hecho, hemos suspendido los aprovechamientos hidroeléctricos en trámite porque primero hay que garantizar los consumos humanos, luego la preservación del medio ambiente, y en tercer lugar, si además eso da para aprovechamientos energéticos, lo aprovechamos. Aquí se subvirtieron absolutamente los términos, empezamos al revés: se ponen aprovechamientos hidroeléctricos que impiden el consumo humano y se ponen consumos humanos que lo que hacen es castigar terriblemente el medio natural. Lo que hay que hacer es reorganizar el proceso con sentido común: aprovechamiento humano, recursos naturales y, si queda, aprovechamientos energéticos; más bien queda poco para eso.
–¿Habrá concesiones eólicas para los perjudicados?
–Galicia tiene un número, que no es pequeño, de concesiones firmes de aprovechamientos hidroeléctricos que aún no están en construcción y que tienen unos márgenes que pueden rondar los cinco años. Yo creo que no suena mal —una vez que el plan de energías renovables le adscribe a Galicia un número importante de megavatios— por lo menos sopesar la idea de permutar, al que tiene concesiones en firme, energía hidroeléctrica por eólica. Si de eso se derivase una mayor protección medioambiental, creo que no sería una mala idea. Lo esbozo como un campo de trabajo que hay que explorar. En todo caso, quede clara una cosa: si no buscamos acuerdos, hay no menos de 14 minicentrales que en cualquier momento pueden iniciar su construcción, con todo lo que se deriva de perjuicios para el medio ambiente.

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