Galicia, año cero

¿Ha ganado todo el mundo? ¿Celebran todos los partidos los resultados o ya se gestan las crisis internas? El cambio en Galicia tiene mucho de terremoto. Después de una semana de parálisis obligada a la espera del recuento del voto exterior y aunque partidos políticos y dirigentes tratan de mantener íntegros los discursos en los que se proclaman victoriosos, la realidad empieza a poner a cada uno en su sitio. Y ya se empieza a poner fecha a algunas crisis

Más allá de las declaracion e s triunfalistas y de las interpretaciones interesadas, el resultado de las elecciones autonómicas del 19 de junio arroja un saldo de ganadores y perdedores, abre la puerta a algunas crisis y cierra el paso a otras. En el tablero de la política gallega se juega ya pensando a cuatro años vista.

PERO, ENTONCES, ¿QUIÉN HA GANADO? El PP fue, una vez más, el partido más votado, pero las elecciones las gana, tanto en los sistemas políticos proporcionales como en los mayoritarios, la formación capaz de reunir una mayoría parlamentaria capaz de elegir y respaldar un Gobierno. En esa situación se encuentran PSOE y BNG que, en conjunto, aventajaron al PP en 6,7 puntos y 110.994 votos.

¿PORQUÉ NO GOBIERNA LA LISTA MÁS VOTADA? El sistema político gallego es fiel reflejo del que rige en España y se basa en el modelo de representación proporcional. En los sistemas de representación mayoritaria, como es el caso del que existe en Reino Unido o en Estados Unidos, el partido que gana se lo lleva todo, pero en los sistema proporcionales los Parlamentos tratan de reflejar la pluralidad política de la sociedad atribuyendo una porción de la Cámara a cada partido en función de los votos recibidos. Cuando un partido reclama el derecho a gobernar por ser la lista más votada está tratando de aplicar un modelo —el mayoritario— a otro —el proporcional— que nada tiene que ver con el establecido en la Constitución y el Estatuto.

¿VA A SEGUIR FRAGA SIENDO EL LÍDER DEL PARTIDO POPULAR? Manuel Fraga ha declarado en varias ocasiones su deseo de continuar al frente del PP como jefe de la oposición durante toda la legislatura o, en todo caso, mientras tenga salud para ejercer el cargo. No obstante, la tregua interna que regía entre los diferentes sectores que componen el Partido Popular gallego ya no tiene valor. El pacto entre la boina y el birrete se basaba en el interés común de conservar el barco a flote, pero el navío ya se ha hundido. Por eso es muy probable que la pugna por el control del PP comience inmediatamente después del verano, a tiempo de resolverla mucho antes de 2007, fecha prevista para la próxima cita con las urnas. La derrota electoral de la derecha en las elecciones autonómicas ha convertido al barón ourensano José Luis Baltar, presidente de la Diputación de Ourense, en la principal referencia institucional del PP en Galicia, por encima de sus homólogos de Lugo —Francisco Cacharro— y Pontevedra —Rafael Louzán—, y de los alcaldes de Ferrol —Juan Juncal— y Ourense —Manuel Cabezas—. Baltar, aliado del ex conselleiro José Cuiña, será el principal adversario de Alberto Núñez Feijóo, vicepresidente primero en funciones, en la batalla por tomar el relevo del octogenario líder conservador. En teoría, los resultados del 19-J perjudican las aspiraciones de Feijóo, representante en Galicia del debilitado pero todavía presidente nacional del PP, Mariano Rajoy.

¿ R E P R E S E N TA FRANCISCO VÁZQUEZ UN PROBLEMA PARA EL PACTO ENTRE BNG Y PSOE? El alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, y el presidente in péctore de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, nunca han tenido química. La relación entre ambos ha estado siempre condicionada por los gestos de desprecio del primero. Esta actitud sólo se ha ido atenuando a medida que Touriño ganaba apoyo, primero de la militancia socialista —al ganar a Vázquez el congreso del partido de 1997—, luego de la dirección del partido en Madrid —Blanco y Zapatero prefiere a Touriño— y ahora de los ciudadanos —el respaldo obtenido el domingo batió todos los récords del socialismo gallego en unas autonómicas—. La única diputada de obediencia vazquista que habrá en el nuevo grupo socialista del Parlamento es todo lo que le queda al alcalde coruñés de su antigua influencia en el PSdeG-PSOE. La referencia fuera de Galicia será, a partir de ahora, el nuevo presidente de la Xunta.

¿HA GANADO ALGO EL BNG? Los nacionalistas gallegos han ganado tiempo. La posibilidad de entrar, por primera vez, en el Gobierno de la Xunta, les permite aplazar el debate interno al que de otro modo e inevitablemente acabaría conduciéndoles la pérdida de cuatro escaños, 35.000 votos y casi cuatro puntos de apoyo popular. Todo ello sobre las cifras de 200, que entonces —por limitadas— provocaron los primeros empujones para derribar a Xosé Manuel Beiras. Anxo Quintana tendrá en la vicepresidencia de la Xunta su mejor arma para resistir cualquier embate y consolidarse como líder del nacionalismo gallego.